domingo, 1 de septiembre de 2013



Todos disponemos de un cubo invisible. Nuestra situación es óptima cuando nuestros cubos están llenos a rebosar y pésima cuando están vacíos. Todos disponemos asimismo de un cucharón . En cada interacción con otros podemos emplear el cucharón para llenar o vaciar los cubos de los demás.
Cuando decidimos llenar el cubo de los demás conseguimos al mismo tiempo llenar el nuestro.
Donald O. Clifton, impulsor de la psicología positiva.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Aquí subo un vídeo,"ENSEÑA AMOR, NO VIOLENCIA" sobre la campaña ganadora de encuentro de valores,en que destaca la importancia de transmitir valores dentro del seno familiar y va en contra del maltrato a los hijos.




Sociedad responsable, medios responsables

La familia y la escuela pierden fuerza socializadora al mismo tiempo que la ganan los medios de comunicación. Esta realidad implica un desafío para los padres, la familia y la administración pública ya que la responsabilidad socializadora es, por igual, de todos los agentes sociales, también de quienes detentan el poder de los medios de comunicación y de las grandes cadenas de televisión. Nadie duda de la responsabilidad legal de los medios de comunicación pero poco se habla de su responsabilidad moral y socializadora, de la importancia que sus mensajes y actuaciones poseen para quebrar la pasividad, para incitar a la participación ciudadana. Se hace urgente e imprescindible unir esfuerzos para que los grandes problemas del mundo en el siglo XXI, que generalmente tienen que ver con la solidaridad y el respeto, tanto hacia las personas como hacia el medio ambiente, estén presentes con criterios de interés  global en los medios de comunicación.  
Con rapidez y vertiginosidad se aprecia cómo el mundo es invadido por los medios de comunicación de masas, que cobran una relevancia especial gracias a los avances tecnológicos. Lo que hasta hace muy poco tiempo se encontraba en carteles y vallas publicitarias, hoy se ha trasformado en pantallas que han invadido el mundo y que, desde la llegada del cine, a finales del siglo XIX, cambian la fisonomía de la sociedad, se adueñan de grandes superficies y de los ámbitos más reducidos e íntimos, pues hay para todos los gustos y de todos los tamaños, inmensas, grandes y muy pequeñas, algunas de ellas diminutas, que se introducen en los domicilios a través de la televisión, de los teléfonos móviles, de los ordenadores  y de los videojuegos, o se llevan de viaje, de la misma forma en que antes se llevaba un libro o una revista.
El gran desafío de los educadores –padres, profesores, responsables y comunicadores- es adquirir la fuerza suficiente para, en un principio, utilizar el poder icónico y emotivo de los medios de comunicación y de las nuevas tecnologías con finalidades educativas, y al mismo tiempo, proponer a los educandos –alumnos y sociedad en general- las posibilidades educativas y didácticas suficientes como para convertir la fuerza de la televisión y su mensaje, en un vehículo e instrumento imprescindible de búsqueda de información, de apreciación de la realidad y de puerta a la investigación. (Martínez-Salanova, 2005).
La responsabilidad de la familia
La familia, ni puede rechazar por sistema los medios como un mal, ni debe dar la espalda a una realidad cultural y social que se ha introducido en los hogares y que aporta diversión, entretenimiento y formación. Sin embargo, aunque es la familia quien tiene la primera responsabilidad , no solamente de cuidar el uso de los medios, tiene el derecho de plantearse otras metas para su utilización educativa e ir más allá, exigiendo medidas a las diversas administraciones, ya sean locales o autonómicas.
La familia no debe cerrar los ojos a lo que hacen sus hijos y debe continuar su exigencia crítica ante los medios. Su responsabilidad es educadora, empleando los elementos de didáctica familiar que correspondan, ya que los niños y jóvenes, pueden sufrir en gran medida la influencia física, psíquica y consumista de los medios. El aprendizaje necesario para que las familias sean capaces de utilizar con equilibrio la televisión, supone un esfuerzo completo de todos sus integrantes, especialmente de los padres.
Una salida es -a largo plazo- el que los espectadores -consumidores- ejerzan su derecho de intervención y logren mejorar la calidad de la programación. Para ello es preciso implicarse como familia consumidora de imagen en la formación personal hacia medios y mensajes y procurar que los sistemas educativos, familiares, regionales, estatales y sociales, hagan inexcusable un diseño de enseñanza- aprendizaje en el que se consideren los medios de comunicación y su análisis crítico (Peralta, 2005). Se puede y debe exigir a las productoras de televisión, sin que ello evite la responsabilidad formativa de la familia, que mejoren y cuiden los contenidos y los horarios de emisión, que controlen de forma eficaz la calidad de sus programas.





¿Qué aporta la familia a la sociedad?

1. La familia es garantía de futuro para la sociedad. En ella se transmite el bien fundamental de la vida humana y se dan las condiciones idóneas para la educación integral de los hijos. Ella es la que procura el tesoro de la generación y la que contribuye decisivamente a que los hijos sean buenos ciudadanos.
2. La familia es transmisora del patrimonio cultural. “Es en el seno de la familia donde se trasmite la cultura como un modo específico del existir y del ser del hombre”[23]. En la familia comienza a forjarse la integración de cada individuo en su comunidad nacional -lengua, costumbres, tradiciones-, asegurando la subsistencia del pueblo al que cada uno pertenece. En ella se va conociendo la historia a través del diálogo con los padres y los abuelos, un diálogo entre generaciones de singular importancia, que produce esa memoria viviente que forja la identidad personal.
3. La familia aporta a la sociedad mucho más de lo que haría la suma de cada uno de sus miembros porque en ella se cultiva el bien común. Por eso, sin la familia, la sociedad no recibiría ese plus propio de la familia. Como hemos señalado, el bien común familiar no consiste sólo en lo que es bueno para cada uno de sus componentes, sino en lo que es bueno para su conjunto, alimentando así el desarrollo y la cohesión social.
4. La familia, además de garantía de estabilidad, es ventajosa para las administraciones. En efecto, la familia, además de proporcionar sujetos de producción económica, es un factor de cohesión social que en muchas ocasiones actúa como “colchón solidario” ante diversas coyunturas adversas. En la actualidad, la familia se ha convertido en el núcleo de estabilidad para los miembros con problemas de desempleo, enfermedad, dependencia o marginación, aliviando los efectos dramáticos que dichos problemas ocasionan. La familia es hoy el primer núcleo de solidaridad dentro de la sociedad, que logra lo que las administraciones públicas difícilmente pueden cubrir.
5. La familia es el primer promotor de los derechos del hombre, pues tanto éstos como la misión de la familia tienen como destinatario último a la persona.
6. La familia y la sociedad son interdependientes, por lo que todo lo que afecte a la sociedad[24], tarde o temprano, afectará a la familia y viceversa. Por este motivo se puede afirmar:
a) La familia personaliza la sociedad. En la familia se valora a las personas por su propia dignidad, se establece el vínculo afectivo y se favorece el desarrollo y la maduración personal de los hijos a través de la presencia y la influencia de los modelos distintos y complementarios del padre y la madre.
b) La familia socializa la persona. En ella se aprenden los criterios, los valores y las normas de convivencia esenciales para el desarrollo y bienestar de sus propios miembros y para la construcción de la sociedad: libertad, respeto, sacrificio, generosidad, solidaridad.

sábado, 15 de diciembre de 2012


Cómo educar en valores


Qué necesitan los niños para vivir y convivir bien con los demás:




Nos preguntamos muchas veces por qué es importante y necesario que eduquemos a nuestros hijos a través de los valores. Educar a nuestros hijos para que aprendan a dar valor a algunas conductas y comportamientos les ayudará a convivir de mejor manera y a sentirse bien en el ambiente en que se encuentren. 


Valores como la amistad, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, la solidaridad y el respeto, son esenciales para un sano desarrollo de los niños.Un niño que conoce el límite del otro, podrá vivir una vida sana y saludable, sea en su entorno familiar o escolar. Un niño que sabe respetar a los demás, será más fácilmente respetado, y así con todo.

Educar en valores a los niños

Transmitir valores a los hijos

Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Al nacer, los niños no son ni buenos ni malos. Con la ayuda de sus padres, educadores y de los que conviven con ellos, aprenderán lo que está bien y lo que está mal decir, hacer, actuar, vivir.
Pero, ¿cómo educar a los hijos en valores? Primero, conociendo cada uno de los valores. GuiaInfantil.com hizo una selección de los principales valores para que los padres hagan un repaso y luego se los enseñen en el día a día a sus hijos, y con ejemplos.
También es preciso recordaros que los niños aprenden con el ejemplo. El ejemplo que dan sus padres en su forma de relacionarse con los demás, de pedir las cosas, de compartir mesa, asiento, de cooperar, de ayudar a los demás, de defender, de reclamar, de tolerar y aceptar. Si los padres no tienen paciencia con su hijo, ¿qué creen que el niño va a aprender? La responsabilidad que tienen los padres en la transmisión de los valores a sus hijos es 
crucial.

El siguiente vídeo invita a la reflexión de como los padres son nuestro primer indicio de una formación ética,enseñándonos lo que es bueno o malo...por eso hay que tener cuidado con lo que se le enseña a los hijos.


  • Ocho claves para motivar a los niños a estudiar


Los padres tienen el desafío de lograr que sus hijos obtengan los mejores resultados posibles, sin que pierdan la alegría de ser niños.
Niños estudiar
Foto: El Mercurio
Os presento algunos de los puntos básicos a considerar para lograr el objetivo:
1- Comenta con los niños sobre distintas experiencias de personas que conozcas (deportistas, artistas, ingenieros, periodistas, etc.) que hayan tenido éxito. Esta es una manera de que los niños dimensiones que sus esfuerzos muchas veces tendrán su recompensa.
2- Fíjale objetivos tanto de corto plazo, como de largo plazo. Cuando se fijen objetivos de largo plazo, como por ejemplo pasar lenguaje con nota 6, escríbanlo y pónganlo en un lugar visible. Esto hará que el niño visualice el logro de esta meta.
3- Debemos reconocer y premiar el esfuerzo y los éxitos obtenidos. Frases tan simples como “lo hiciste muy bien, estoy orgullosa de ti”, pueden ser palabras muy importantes para un niño.
4- Si tu hijo te entrega alguna nota que no es la esperada, aliéntalo a que siga adelante y dile que confías en sus capacidades. Nunca cometas el error de comparar el desempeño del niño con algún hermano o pariente que tenga mejores resultados que él, con frases como “tu hermano en tu curso tenía muy buenas notas”. Recuerda que todos los niños tienen distintas capacidades y sus procesos de maduración también son distintos.
5- Si le ofreces un premio por algún logro, que este sea de interés del niño. Es mejor varios premios pequeños por logros de corto plazo. Para que estos premios no se hagan una costumbre, ofrécelos en los casos que quieras que tu hijo cumpla con alguna tarea que realmente le cueste, una vez que se acostumbre a hacerla, ponerle nuevos objetivos.
6- Nunca (¡pero nunca!) hagas comentarios en público sobre el bajo rendimiento del niño. Lo único que lograrás con esto es que el niño se sienta humillado y enojado con los estudios o el colegio.
7- No es bueno que los niños escuchen que los padres criticar la forma de enseñar de los profesores o que lo que estudiaron cuando niños no les sirvió para nada.
8- Es bueno que los niños vean a los padres comprometidos con el colegio, es decir, que vayan a las reuniones de apoderados, que participen de las actividades del colegio, que colabore con los profesores en lo que pueda, etc. Esto hace que tu hijo sienta que te preocupas por él y que lo que se relaciona con el colegio es importante para ti, recuerda que el ejemplo es muy importante para el desarrollo de los niños.

    domingo, 9 de diciembre de 2012

    La responsabilidad del padre


    Ser un buen padre es quizás una de las "profesiones" más difíciles de la vida. No basta con engendrar un ser y preocuparse por su sustento, como no basta lanzar el cemento y las estructuras para llegar a ser un buen constructor. Cuando se es padre, el hombre está al frente de la responsabilidad de construir el edificio más perfecto y preciado de su existencia.
    Pero, desgraciadamente, en los tiempos actuales, son pocas las instituciones que se preocupan de formar al hombre moderno para esta difícil profesión de profesor, ingeniero, constructor, médico, consejero y amigo del niño. Nadie enseña el difícil arte de ser PADRE. Todos, bien o mal, son autodidactas y se han formado en lo que alguien muy apropiadamente llamó "La universidad de la vida"
    ¿Se ha preguntado usted alguna vez si le da a su hijo lo que realmente él necesita? No nos referimos naturalmente a los bienes materiales. Para el niño, durante las largas etapas de su formación, es mucho más importante que su padre esté junto a él, para resolver sus inquietudes, para compartir sus juegos, para desahogar sus penas, que si lo llena de los juguetes más caros y sofisticados.
    El principal problema de la familia moderna es la falta de comunicación entre padres e hijos. Pero es tan fácil, tan simple, establecer amistad con sus hijos. Es cuestión de que el padre se lo proponga. Empiece por contarle al niño algunas de sus experiencias del día; hágalo penetrar en ese mundo que para él parece tan alto, tan lejano y complicado. Debe hacerlo en un lenguaje claro y que al mismo tiempo sirva para que el pequeño amplíe su vocabulario. No cometa el error de hablar sólo usted, todos los niños tienen una imaginación increíble, sus días de colegio, sus experiencias de fuego están plagados de novedades que necesitan ser comunicadas a alguien.
    ¿Quién más importante que SU padre para escucharle contar sus triunfos y los "actos heroicos" realizados en la jornada escolar? No permita que sus propios problemas le impidan dedicarle a su hijo un tiempo para que él comparta sus experiencias. Si no fomenta en sus hijos la buena costumbre de dialogar en familia desde que son pequeños, no se sorprenda si cuando son adolescentes, existe una barrera impenetrable entre ellos y usted.
    No necesitará haber obtenido un diploma en "La Escuela para Padres". Si así lo hubiera hecho, no podría darles respuestas para todos sus problemas. Si es que sabe compartir día a día con sus hijos, sus inquietudes y sus problemas, está logrando un marco de comprensión y amor que ayudarán a sus hijos a alcanzar la madurez.

    En el siguiente enlace podréis encontrar un artículo del Instituto Valenciano de Pedagogía Creativa:



    domingo, 2 de diciembre de 2012

    LA FAMILIA: El mejor ministerio de Educación, Sanidad y Bienestar Social


    La familia es una verdadera escuela de humanidad y de valores perennes. Es una pena que dejemos romper algo tan importante como es la familia. Estamos creando una sociedad muy débil, que por lo más mínimo se rinde, se frustra. Necesitamos una sociedad fuerte y para eso, hacen falta valores. Valores que la familia tiene la responsabilidad de inculcar, porque es básico en las relaciones y en la convivencia.
    La buena salud integral de la persona y de la sociedad depende de la buena salud de la familia. Lo saben bien quienes trabajan en la delincuencia y la violencia juvenil o analizan el fracaso escolar. La presencia de las nuevas teologías en el hogar (televisión, Internet…) y el trabajo de la mujer fuera de casa. Pero no podemos permitir que estos cambios modifiquen la estructura familiar.
    William J. Bennett desde su amplia experiencia como Secretario de Educación y Comisario Nacional del Plan de Droga, después de reconocer que “demasiados chicos norteamericanos son victimas del fracaso parcial de nuestra cultura, de nuestros valores y de nuestras normas morales” llega a la conclusión: “Debemos hablar y actuar a favor de la familia. Buscar sustitutos viables cuando no haya más remedio, pero apoyar a la familia y ponerla en primer lugar. Después de todo, la familia es el primer y mejor ministerio de sanidad, educación y bienestar”.
    Es cierto que es una tarea agotadora. Pero vale la pena echar ese peso sobre las familias para defender un mundo habitable.


    viernes, 30 de noviembre de 2012

    EDUCAR CON EL EJEMPLO

    No existe mejor forma de enseñar a los niños que con el ejemplo mismo. Actitudes, valores, comportamientos, modos y maneras de ser, todo eso los niños lo aprenden diariamente de los adultos que estamos con ellos. 

    Está claro que uno de los principales procesos a través del cual aprendemos es la imitación. Según los expertos nacemos sin saber imitar y, durante los primeros meses, a la vez que aprendemos nuevos comportamientos también aprendemos a imitar. A medida que crecemos, seguimos perfeccionando esta capacidad; imitamos más y mejor.

    Con ello, queda claro que cualquier conducta (las buenas y las no tan buenas) que el niño ve en sus padres serán susceptibles de ser imitadas. No sólo los padres serán modelos a imitar, el resto de su familia, el círculo de amigos más próximo, la escuela, la televisión,… serán fuente potencial de conductas a imitar. Con lo dicho anteriormente, se puede deducir que el comportamiento de los niños y, en un futuro, el del adulto puede haber tenido como origen la imitación de una conducta previamente observada. Conducta del adulto = El niño imita la conducta = Refuerzo por parte del adulto (mayor cuanto más se parezca a la del adulto) = Repetición de la conducta por parte del niño.

    Existen algunos motivos por los que un niño empieza a repetir una mala acción. Una de las vías para adquirir un mal hábito es la imitación. Los niños, principalmente los más pequeños, aprenden imitando. En casa, los niños imitan a sus padres y/o hermanos. En la escuela, a sus compañeros y maestros. Si el niño, no todos, convive con alguien que guiña los ojos a cada tres por cuatro, es probable que con el tiempo llegue a imitarlo e inconscientemente se inicia un hábito. Lo mismo ocurre si los padres de este niño están diciendo palabrotas todo el día. ¿Cómo querrán ellos que su hijo no aprendan lo mismo? Hay que introducir buenos hábitos en la vida de los niños, y todo empieza en la familia, en la casa. 

    Otra vía de adquisición de un mal hábito puede tratarse de señales que el niño emite cuando no encuentra ni tiene palabras para expresar lo que siente o lo que le preocupa. Acaban comunicándose a través de alguna mala costumbre. En niños mayores, lo mismo puede pasar si ellos no encuentran diálogo en la familia, o no son entendidos por sus padres.

    Además, por detrás de cada mala costumbre existe algo que pueda justificarla. Es necesario estar atento y, siempre que sea posible, se debe cortar lo malo por la raíz. Pero sin agobios ni ansiedades, porque en este caso los resultados pueden no ser nada buenos. Con paciencia, determinación y mucho cariño, todo se soluciona para el bien de los niños. 

    Aquí os dejo un vídeo, un poco impactante,para reflexionar sobre la importancia de dar un buen ejemplo a los niños.